Sentí un gran vacío en mi alma, cuando me di cuenta que me habían engañado con la teoría del colesterol. Que lo que causaba el colesterol era el exceso de hidratos de carbono y no las grasas de origen animal y las comidas ricas en proteínas. Sentí un gran vacío, al ver lo sencillo que tienen las autoridades para engañarnos.
Debe ser un poco como un comunista asturiano que trabajaba en las minas de carbón, que se fue varias veces a París y visitó la embajada rusa para pedirles un visado y se lo negaron. La última vez armó un pequeño follón en la embajada y al final le dieron un visado para visitar Moscú. El hombre estaba un poco decepcionado. Pero quería visitar las minas de carbón, y se puso a dar la lata hasta que se lo permitieron. Al final le dieron permiso para ir a ver las minas y lo enviaron a Vorkuta con un guía del KGB. Vorkuta anda por el círculo polar ártico por si sirve de algo decirlo. Lo que vio en las minas de Vorkuta lo dejó de piedra. Más tarde, en Moscú, visitó a un español de origen asturiano (uno de esos niños de Moscú de cuando la guerra civil) y le habló de Vorkuta. Concluyó diciendo “ahora entiendo que las autoridades rusas se negaran a darme un visado o no me dejaran ir a visitar las minas. Y es que hay que tener una gran formación política para no caer en el derrotismo y hacerse pro capitalista.”
Otro momento crucial en que se me vació el alma, fue cuando me puse a buscar documentación sobre el pasado climático para ver si tenía sentido la teoría del calentamiento causado por el CO2. Esa documentación me hizo ver que la teoría del calentamiento atropogénico era un cuento.
Otro momento que me causó un gran vacío fue cuando vi a un pastor evangelista que se puso a pedir dinero para comprarse un jet privado para ejercer mejor su ministerio evangélico.
Pastor pide 65 millones de dólares a fieles para comprarse un avión
No me impresionó que el tío pidiera el dinero; pues hay gente con mucha cara dura.
Lo que impresionó fue que la gente le diera el dinero.
Cuando ves una cosa así, te das cuenta que los seres humanos son estúpidos por naturaleza, y que no hay nada que pueda cambiar esto.
Cuando tienes este tipo de epifanías, ves que solo somos un rebaño de borregos.