Afrodisia
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De las fuerzas con que nos gobierna Palas Atenea, la diosa por Siempre Virgen
Hay una lucha continua, entre Atenea y Afrodita, que gobierna nuestras vidas. Es algo así como la lucha entre el frío y el calor. Es una lucha entre la castidad, inculcada por la virtud de la fusta, y la fuerza indómita de la entrepierna que nos asalta de pronto en el calor de la noche.
Nuestra vida está gobernada por la severa influencia de Palas Atenea; la diosa virgen por los siglos de los siglos. Y esto nos hace cerebrales, guerreros, y bastante frígidos. Atenea promueve las artes y es la diosa de la tecnología. Entre los amigos de la diosa está Hefestos, el divino herrero, que le regaló una milagrosa lechuza voladora, hecha de puro bronce. Constaba esta máquina divina de piezas innumerables y era una maravilla de la herrería olímpica.
Sabemos que el espíritu de la diosa se penetra en sigilo por la mente matemática de los hombres, generando el casto regocijo de las cuentas bancarias y los saldos positivos. Ella nos protege de los riesgos en la mar. Para eso, llevada de su astucia mantiene entretenido al viejo Poseidon en unas partidas interminables de damas. Entretenido en estos juegos inocentes, el viejo se olvida de agitar con su tridente las embravecidas y temibles olas. De ese modo, nuestros barcos llegan felizmente a los puertos donde descargan sus mercancías y se vuelven a cargar de trigo y de cebada en las tierras ricas en grano del mundo.
Atenea es una divinidad poderosa y una Virgen Recia, por demás. Y, a pesar de los milenios transcurridos, todavía no se le conoce ni un desliz que ponga en duda su virginidad. Es la protectora de las doncellas estrechas y de las viudas virtuosas; todas ellas castas por decreto divino. También se la conoce como la Virgen Vengadora de las doncellas ultrajadas y como castradora de violadores.
En un libro sobre el amor, parece fuera de lugar que se traten las cosas de Atenea y las ataduras con que nos gobierna. Pero, en verdad que la diosa misma, y toda su legión de servidores, nos gobierna mucho antes de haber nacido. Lo gobiernan todo. Desde las castas costumbres, pasando por la milicia, el comercio, y hasta los chismorreos mismos de la gente.
Todo lo que hace a Atenas fuerte y poderosa, gravita en torno a la castidad; virtud obligada de toda civilización. Y esta castidad está inspirada y controlada por Atenea, la Virgen Guerrera, por los siglos de los siglos.
Así que siendo esta diosa tan importante para la civilización de Atenas, me veo obligado a empezar este libro cantando sus hazañas y sus virtudes innumerables.
Autor: Leopoldo Perdomo